A tan solo 27 kilómetros de la capital vallisoletana, se encuentra Portillo, un municipio de mas de dos mil habitantes, célebre por su castillo.
A continuación, os contamos que ver en Portillo, una interesante villa de la provincia de Valladolid.
El Castillo de Portillo
Generalmente los castillos se encuentran levantados en el punto más estratégico y alto de una ciudad, con el fin de protegerse y defenderse mejor ante los posibles ataques de los enemigos. Sin embargo, esto no se da en el caso del castillo de Portillo, ya que este se encuentra ubicado en el medio del pueblo, como si fuera una vivienda más.
Suponemos que esto es debido a que el castillo de Portillo pertenece al tipo de fortificaciones señoriales de la Escuela de Valladolid del siglo XV que fueron erigidos con el objetivo de exhibir el poder y la riqueza de sus señores.
El castillo de Portillo es fruto de las sucesivas etapas constructivas que se dieron a lo largo de casi 150 años, correspondientes a los siglos XIV y XV.
Es un edificio de planta cuadrada que cuenta con los siguientes elementos:
- Una torre del homenaje situada en una esquina, de 28 metros de altura.
- Un patio de armas en cuyo centro se conserva un pozo de más de 30 metros de profundidad al que se accede por una escalera de caracol.
- Dos recintos defensivos separados por un estrecho pasillo. El recinto exterior, más bajo, con tres puertas defensivas por sendos torreones con matacanes y el recinto interior, más alto, con cubos circulares en sus esquinas, excepto en una de ellas donde se ubica la ya mencionada Torre de Homenaje.
Está considerado Bien de Interés Cultural.
Para saber más información sobre su horario y para poder reservar las visitas, os dejamos el enlace de su página web.
El Arco Grande, un lugar que ver en Portillo
La villa de Portillo se encontraba rodeada por una antigua muralla. De ella poco queda ya, tan solo unos pocos vestigios, como por ejemplo sus dos puertas de entrada: el Arco Grande y el Arco Pequeño, que como te podrás imaginar, resulta muy fácil adivinar el tamaño de cada uno de ellos.
El Arco Grande, también conocido como el Postigo de Escuevas, mide más de cuatro metros de alto y más de tres metros de ancho.
Está coronada por un elegante matacán de carácter defensivo y se cree que era la puerta de acceso al Castillo
El Arco Pequeño
Como ya hemos comentado antes, esta es la otra puerta de acceso que aún se conserva de las antiguas murallas de Portillo.
En comparación con el Postigo de Escuevas, es decir, con el Arco Grande, esta puerta de entrada es muchísimo más pequeña y posee un aspecto mucho más austero.
Se trata de un simple arco semicircular de unos tres metros de altura, recientemente restaurado.
Parece ser que por el Arco Pequeño accedían a la ciudad personas o cargamentos con menor prestigio que por el Arco Grande.
Los Tres Arcos
En el centro del pueblo, se encuentra una pequeña pero coqueta plaza, llamada la plaza de la Villa, a la cual se accede a través de la puerta de los Tres Arcos.
Esta estructura hecha de ladrillo y compuesta por tres arcos de medio punto data del siglo XVIII.
La cuesta empedrada
Antigua calzada, parcialmente conservada, por la cual se puede subir desde Arrabal de Portillo hasta la villa de Portillo.
Parece que la calzada es anterior al siglo XI, pero es difícil saber de qué fecha data al no existir ninguna prueba documental que acredite sus orígenes.
Sus iglesias
Portillo cuenta aún con tres de las siete iglesias que llegó a tener. Estas son las siguientes:
- La iglesia de Santa María, del siglo XVI. De ella destaca el retablo mayor de principios XIV.
- La iglesia de San Esteban, de época medieval, aunque reedificada en el siglo XVIII.
- La iglesia de San Juan Bautista, del siglo XVI y actualmente convertida en un bar – restaurante, concretamente en el “Restaurante Alboroque”. Además de que la decoración es maravillosa, sirven una comida muy rica. Totalmente recomendable.
Y hasta aquí nuestra visita a Portillo. Espero que os haya gustado y que la información os haya resultado interesante y práctica.