Cuando uno busca en el mapa el país de Estonia, puede percibir que se trata de un país bastante pequeño en extensión. Sin embargo, a pesar de su pequeño tamaño, es muy grande en cuanto a historia y a cultura.
Considerada como una de las perlas del mar Báltico, su capital, Tallin, es una de las ciudades medievales mejores conservadas de Europa.
A continuación, os explicamos qué hacer y qué ver en Tallin.
El casco antiguo
El casco histórico de Tallin, también llamado Vanalinn, es una auténtica joya medieval. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997.
Resulta muy placentero deambular por sus callejuelas adoquinadas y descubrir antiguas casas de mercaderes, edificios con torres rematadas con impresionantes agujas, patios medievales y muchos otros rincones llenos de encanto.
A continuación, os indicamos los lugares más interesantes del casco antiguo de Tallin.
La plaza del Ayuntamiento (Raekoja plats)
En el corazón de Tallin se encuentra esta animada plaza llena de cafés y restaurantes.
En el siglo XI se instaló en este lugar el primer mercado. Desde entonces hasta la actualidad ha llegado a ser el centro de la vida de la ciudad.
En esta plaza, el edifico más relevante es, sin lugar a dudas, el Ayuntamiento. De hecho, ha llegado a convertirse en un símbolo de la ciudad. Se trata del único de estilo gótico que se conserva en el norte de Europa. Posee una elevadísima torre.
Frente al Ayuntamiento, en la casa número 11, podemos visitar una farmacia muy especial, la farmacia Raeapteek. ¿Y qué tiene de especial?
Esta farmacia no sólo es la más antigua de la ciudad, sino que también ha sido reconocida como la farmacia en funcionamiento más antigua de toda Europa.
Desde el siglo XV este establecimiento ha estado vendiendo todo tipo de medicamentos y pócimas realmente muy extrañas. En la actualidad, podemos encontrar la mayoría de los medicamentos modernos.
Cerca de la farmacia, hay un pequeño museo que exhibe instrumentos médicos antiguos.
La Iglesia del Espíritu Santo
Muy cerquita de la plaza del Ayuntamiento se encuentra esta iglesia gótica, construida en el del siglo XIII.
Destaca su elevado campanario, su interior tallado de madera y su reloj.
Este reloj, con tonalidades azules y doradas, se encuentra colocado en una de sus paredes exteriores y es el reloj público más antiguo de la ciudad.
El Pasaje de Santa Catalina (Katariina Käik)
Para nuestro gusto, este fue uno de los rincones más bonitos y con mayor encanto del casco antiguo.
Su suelo adoquinado, sus muros de piedra, sus bóvedas harán que tu imaginación eche a volar a la Edad Media.
Se trata de un estrecho callejón famoso por su dedicación a la artesanía. Hoy en día, todavía se conservan pequeños talleres donde los artesanos, con métodos tradicionales, realizan sus trabajos.
La iglesia de San Nicolás
Esta iglesia construida en estilo gótico, es otra de las joyas medievales de la ciudad. Data del siglo XIII y cuenta con un gran campanario, el cual está coronado por una aguja. Como habréis podido comprobar, esto es algo muy típico de aquí.
Iglesia de San Olaf
Fue construida en el siglo XII y durante el siglo XIV fue ampliamente reconstruida. Su nombre fue puesto en honor al rey Olaf II de Noruega.
Su torre, de 124 metros de altura, fue el edificio más alto del mundo hasta el año 1625. En lo alto del todo, esta torre cuenta con un mirador. Para acceder a él, hay que subir 258 escalones. Pero merece la pena el esfuerzo, ya que este lugar ofrece las mejores vistas de Tallin.
La calle Pikk Jalg
Traducido al español sería algo así como la Calle de la Pierna Larga. Su nombre es debido a que es la calle más larga de la ciudad medieval. Está flanqueada por casas medievales de comerciantes alemanes y de la alta burguesía. A través de esta calle se puede acceder a la entrada más interesante a Toompea, un tramo lleno de encanto.
Toompea
La parte alta de la ciudad antigua. Es lo primero que se construyó y que se fortificó.
A continuación, os indicamos los lugares más interesantes de Toompea.
El Castillo de Toompea
Sobre la colina de Toompea, se alza este prominente castillo dominando toda la ciudad.
Se trata de un castillo muy particular, con dos caras totalmente diferentes. Por un lado, es una fortaleza medieval edificada en el siglo XIII por los daneses y, por el otro lado, es un palacio dieciochesco de fachada blanca y rosada.
A día de hoy todavía se mantienen en pie tres de las cuatro torres de esta fortaleza, siendo la más destacada la Torre Pikk Hermann. En lo alto de ella podemos observar la bandera nacional ondeando. Esta torre es uno de los símbolos de soberanía en Estonia
En la actualidad, el castillo de Toompea es la sede del parlamento estonio.
Catedral de Alejandro Nevski
Justo en frente del ya citado Parlamento de Estonia, se encuentra esta catedral ortodoxa.
Este templo fue construido a finales del siglo XIX, cuando Estonia formaba parte del Imperio ruso y en 1997 fue declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco.
Basada en el antiguo modelo arquitectónico ruso, esta catedral se encuentra coronada con varias cúpulas con forma de bulbo, siendo de mayor tamaño la cúpula central.
Las Fortalezas, un imprescindible que ver en Tallin
El casco antiguo de Tallin está rodeado de una espectacular muralla fortaleza.
Comenzó su construcción en el siglo XIII y se fue llevando a cabo en diferentes fases. Antaño tenía 5 km de longitud y contaba con muchísimas torres. Sin embargo, en la actualidad sólo se conservan unos dos kilómetros de muralla, reforzada por unas 20 torres de vigilancia, las cuales protegían la ciudad.
Si subes a cualquier mirador, podrás visualizar el inconfundible perfil de Tallin, con todas estas torres en el horizonte. Algo realmente único.
La puerta de Viru
Entre los símbolos de protección de Tallin, se encuentra la Puerta Viru, el principal lugar de entrada y de salida de viajeros en la ciudad medieval.
Estas dos pequeñas torres, con base redonda, se han convertido en el símbolo de Tallin.
Justo antes de entrar al casco histórico podemos ver un pequeño mercado de flores.
La Gran Puerta de la Cuesta (Suur Rannavärava)
Esta puerta es otra de las seis entradas que en sus orígenes daban acceso a la antigua ciudad. En el año 1518 esta puerta fue reconstruida.
La torre Margarita la Gorda (Paks Margareeta)
El nombre de esta torre se debe a su grandioso diámetro de nada más y nada menos que 24 metros y a su vasto espesor de 4 metros.
Construida como torre de artillería, alberga desde 1935 el Museo de la Marina.
Por su tamaño no resulta muy complicada encontrarla. Se encuentra justo al lado de la ya mencionada Gran Puerta de la Cuesta.
Las torres Grusbeke-tagune, Eppingi y Plate
Estas torres en encuentran en uno de los tramos mejores conservados de la muralla.
La tercera torre, la Plate torn, con planta circular y con tres pisos en su interior, servía en la antigüedad para controlar el acceso a la ciudad medieval.
La torre Koismäe
Fue construida en el siglo XIV y ampliada durante los dos siglos posteriores. Fue usada como almacén. Recientemente ha sido restaurada y hoy en día se usa como sala de exposiciones.
La Torre Loewenschede
Se trata de una torre de planta circular que comenzó a construirse en el siglo XIV y con el tiempo fue ampliándose.
También era llamada como la Gran Torre, debido a que era una de las torres más famosa de la ciudad.
La Torre Nunnadetagune
Esta torre, también llamada Torre de la Pierna de Oro, data del siglo XIV.
Saunatorn (Torre de la Sauna) y Nunnatorn
Están unidas por una pasarela de madera recientemente restaurada y abierta al público.
La torre Neitsitorn
Construida en el siglo XIV, es una de las pocas torres que tiene la planta cuadrada. Esta torre es llamada, sarcásticamente, la Torre de la Doncella, al haber sido usada como prisión para prostitutas. En la actualidad esta torre alberga un museo y un café.
La torre Kiek in de Kök
Es una de las más famosas. También llamada «vigilante de la cocina» porque desde sus 40 metros de altura se podía ver prácticamente todo, hasta incluso las cocinas de la ciudad. De hecho, de todas las torres que tiene la muralla, ésta es la más alta.
Esta torre, de planta circular, fue construida a finales del siglo XV, con el fin de almacenar los cañones y las municiones. Cuando perdió su finalidad defensiva, fue usada como archivo y residencia de artesanos.
Como no os queremos dar la chapa con tantas torres, simplemente comentaros que la lista de atalayas continúa en esta ciudad, con torres como por ejemplo: Munkdetagune torn o «Torre de los Monjes», la Bremen torn y la Hattorpe-tagune torn.
En las afueras de la ciudad medieval
Palacio Kadriorg
Este palacio fue llamado originariamente Catherinethal, en honor a Catalina I de Rusia. Fue construido en el siglo XVIII. El zar Pedro el Grande de Rusia la compró para su esposa Catalina. Hoy en día alberga el Museo de Arte Extranjero.
Este lugar esconde un bonito y extenso jardín abierto al público. Resulta muy relajante caminar por el y ver sus coloridas flores, sus fuentes y sus estanques.
En las proximidades se encuentra una de las playas de la ciudad y también el monumento de bronce Russalka, que conmemora la pérdida de un buque de guerra ruso en 1893, que se hundió en el camino a Finlandia.
Para concluir, mencionar solamente que, si visitáis Tallin en el verano, la ciudad se viste de fiesta. Suelen celebrar ferias medievales y las calles están que rebosan de animación. Es habitual que los tallineses se atavíen con atuendos de época.
Si dispones de más días libres, un plan perfecto es visitar las otras dos capitales bálticas: Riga y Vilna. Nosotros lo hicimos y nos encantó.