Por un momento, cierra los ojos y deja volar tu imaginación. Imagínate el típico pueblecito de la provincia de Cádiz, con sus tradicionales casas encaladas en pulcro blanco. Casas con un color blanco tan intenso que, a vista de pájaro, conforman un auténtico mar blanco. ¿Bonito verdad? Ya puedes abrir los ojos, porque esta descripción no se corresponde a un pueblo imaginario, sino de la realidad. Nos estamos refiriendo a Olvera, incluido en la ruta de los Pueblos Blancos.
Primeramente, nos gustaría explicar el porqué de ese color blanco en todas las casas. En algunos lugares de las provincias de Cádiz y de Málaga existe la tradición de cubrir y embellecer las fachadas de las casas con cal. Lo hacían por dos objetivos principales: combatir el calor y desinfectar las paredes. Hoy en día, siguen con esta práctica, responsable de que existan estos coquetos pueblecitos blancos.
Si al blanco de las casas le añadimos los alegres colores de todas las flores de sus macetas, tendremos una espléndida postal que dejará en nuestra retina un recuerdo imborrable.
Una vez esto explicado, vamos a centrarnos en esta localidad y a exponer qué ver en Olvera.
El casco urbano
Su casco urbano ha sido declarado Conjunto Histórico.
En la parte más alta de Olvera se halla el barrio más popular e interesante para pasear y dejarse perder, el barrio de la Villa. Este barrio, que es el más antiguo de la localidad, fue siglos atrás la antigua medina musulmana. La irregularidad del terreno ha forjado unas laberínticas calles estrechas, con casas a distintos niveles.
El Castillo, un imprescindible que ver en Olvera
En el punto más alto de Olvera, encrespado sobre una roca a más de 620 metros de altura, se alza este imponente castillo, construido a finales del siglo XII, formando parte del sistema defensivo del reino nazarí de Granada.
Desde su toma por las tropas castellanas, el castillo ha sufrido sucesivas remodelaciones, de ahí que su aspecto actual muestre evidentes rasgos cristianos en su construcción.
En la actualidad esta fortaleza musulmana se encuentra en buen estado de conservación, manteniéndose todavía en pie, sus muros, torreones, dos aljibes y la torre del Homenaje.
Adaptándose a la cima de la peña, presenta una planta irregular. Su puerta de acceso está protegida por una barbacana. El elemento más sobresaliente de este dispositivo defensivo es la torre del homenaje, que consta dos plantas rectangulares con aristas redondeadas.
La iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación
Muy cerquita del castillo de Olvera, en la plaza de la Iglesia, se encuentra esta otra joya arquitectónica, la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación.
Este edificio, construido en el año 1843, cuenta con una fachada de claro estilo neoclásico y se encuentra coronado por dos torres campanarios.
La iglesia también está decorada con un reloj, elemento que es más frecuente verlo en una casa consistorial en vez de en un edificio religioso.
El interior del templo presenta tres naves, siendo la central de mayor altura y amplitud. Allí se encuentra albergado un inmenso órgano.
El Mirador
Entre el castillo y la iglesia, anteriormente citados, existe una bonita esplanada que es la Plaza de la Iglesia. Al encontrarse esta zona en el punto más alto de la localidad, un lateral de esta plaza constituye un magnífico mirador, que ofrece una amplísima panorámica del conjunto urbanístico de la ciudad.
La Casa de “La Cilla”
Originalmente, este edificio, propiedad de los duques de Osuna, fue destinado para la recogida de granos, frutos y productos de las cosechas. Cuando los sucesores de la casa de Osuna cedieron su uso al Ayuntamiento, ésta fue utilizada como cárcel municipal. Actualmente y después de su restauración, este inmueble se ha convertido en un centro cultural, albergando entre otras cosas, el museo “La Frontera y los Castillos” y la Oficina Municipal de Turismo.
